«…A CHÁVEZ NO LE QUEDA MÁS CAMINO QUE DESAGRAVIARSE A SÍ MISMO OTORGÁNDOSE MÁS PODER DEL QUE YA POSEE…»
Y ahora, la boliburguesía
Al verse despojado de una porción de las simpatías populares, a Chávez no le queda más camino que desagraviarse a sí mismo otorgándose más poder del que ya posee
A esta hora la inteligencia estatal ha de estar identificando a las «víctimas» ideales: es momento de volver a levantar las Santamarías del coliseo y de alimentar, otra vez, a los leones. En adelante, los potentados rojos servirán para continuar recreando la guerra entre ricos y pobres: una escaramuza en la que se dispararán proyectiles simbólicos que aludan a la lucha de clases, orientados todos a intentar restablecerle a la revolución la autoridad moral que alguna vez exhibió y que hoy, doce años después, está convertida en pasado borroso.
La ofensiva contra los boliburgueses es producto de una lectura honda sobre el 26S. El Gobierno tiene puesta allí la esperanza de reponer su imagen de cambio genuino; de reafirmar frente al país su compromiso en la lucha contra la corrupción, y de regenerar el tipo de división extrema al que tanto provecho le sacó en el pasado reciente. Lo que se ha dado en llamar por estos días «la repolarización» -prueba, por cierto, de que Venezuela ya no vive el frenesí revolucionario- expone las necesidades de una nomenclatura política que, sintiéndose poderosa -aunque insatisfecha aún-, admite el inicio de su desempoderamiento y actúa en procura de la conquista de nuevos espacios de poder.
El objetivo ahora es ocupar el resto de los resquicios de poder disperso -ya sea real o fáctico- que todavía quede en manos del «enemigo»… Al verse despojado de una porción de las simpatías populares, a Chávez no le queda más camino que desagraviarse a sí mismo otorgándose más poder del que ya posee: el poder es su consuelo y asaltarlo le representa una necesidad vital.
La asfixia económica -para conseguir la rendición- es una de sus armas de guerra: de eso se tratan las nacionalizaciones, estatizaciones y confiscaciones y tantas otras iniciativas surgidas del afán existencial de llenar los vacíos dejados por su paulatina descapitalización electoral. Chávez reconoce que su caudal de votos ha mermado. Pero sabe que su votación fue inmerecidamente buena: si la mitad del país le sigue siendo fiel, es porque no todo está perdido. La crucial guerra contra la boliburguesía pretende rehabilitar afectos. Pero nadie sabe si tendrá suerte.
Los hindúes hicieron su reforma y abandonaron las fallidas supersticiones del socialismo, hasta llegar a convertirse hoy en un actor de primer rango internacional
Los latinoamericanos deberían aprender de esta experiencia. No hacerlo, además de un crimen, es una estupidez casi perfecta. El ejemplo es muy claro: en la India ha habido dos grandes modelos de desarrollo. Entre 1947 y 1981 se ensayó la fórmula de la economía estatizada, dirigida por una enorme burocracia gubernamental, intensamente proteccionista, hostil a la empresa privada y a las inversiones extranjeras, convencida de las ventajas del desarrollo hacia dentro. El resultado de esa etapa socialista fue un crecimiento anual promedio de 3.5 que, cuando se descontaba el aumento de la población, quedaba reducido al 1.49.
Presionados por esa inocultable realidad, los hindúes hicieron su reforma y abandonaron las fallidas supersticiones del socialismo, primero tibiamente, y luego con mayor ímpetu comenzada la década de 1990, hasta llegar a convertirse hoy en un actor de primer rango internacional que compite en precio y calidad con la China, a la que comienza a disputarle la condición de gran fábrica del mundo.
(No olvido la sorpresa de unos amigos que necesitaban contratar un servicio de ventas telefónicas en América Latina y acabaron pactando con la sucursal de una compañía hindú radicada en Cochabamba, Bolivia.)Es importante que los economistas latinoamericanos saquen la cuenta de cuánto nos cuestan los experimentos socialistas en sangre, sudor y lágrimas. Cuánto han pagado y pagan los argentinos por los tercos experimentos del peronismo. Cuál fue la inmensa factura pagada por la sociedad peruana durante la locura de Velasco Alvarado, la nicaragüense con el sandinismo o Cuba con su medio siglo de estalinismo.
Fuente: Mujeres de Negro
C.I. V-2.988.048
Mujeres de Negro/Venezolanas en desobediencia civil.
Directora
Las protestas aisladas no sirven
Fuente: Gentiuno